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SEGUNDA PARTE (40—55)

La buena noticia de la liberación

40 Consolad, consolad a mi pueblo,
dice vuestro Dios.
Hablad al corazón de Jerusalén,
anunciadle a gritos
que se acabó su servidumbre,
que su culpa ha sido perdonada;
que ha recibido de mano del Señor
doble castigo por sus extravíos.
Una voz anuncia a gritos:
“Preparad en el desierto
un camino al Señor,
allanad en la estepa
una senda a nuestro Dios.

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